La salud y la nueva tecnología ¿Enemiga o Heroína?
El auge de la tecnología ha incurrido en la mayoría de los sectores, uno de los más importantes ha sido el sector salud.
Desde el descubrimiento de los rayos X en 1895 por Roentgen, la tomografía computarizada y la resonancia magnética en 1972, se ha ingresado cada vez más tecnología que hace que la medicina avance exponencialmente para salvar cada vez más vidas.
El mundo siguió su rumbo y entramos al siglo XXI con la generación de nuevos conocimientos además de la acelerada evolución de la tecnología, el sector de la salud llega a una etapa de saturación tecnológica. Por consecuencia, los hospitales y clínicas tienen que realizar una profunda investigación para saber cuál será la herramienta que generará una mayor calidad de vida a los pacientes y, sobre todo, que no la dañe.
Los puntos para considerarse para la selección de la nueva adquisición de equipos médicos son los siguientes:
- Disminución de riesgos al paciente
- Disminución de gastos y tiempos quirúrgicos
- Disminución de errores quirúrgicos
- Generación de un aumento de ingresos por servicios hospitalarios
- Procedimientos más confiables
- Mejora de experiencia del paciente
- Entre otros…
Donde estos puntos se unen a la ética de la práctica de todos aquellos que sirven el noble sector de la salud. Como Hipócrates y sus seis principios: preservar la vida, aliviar el sufrimiento, no hacer daño, decir la verdad al paciente, respetar la autonomía y tratarlos con justicia: resumiéndolos en beneficencia, autonomía y justicia.
Como vemos, el propósito de la tecnología es servir, y si se genera una nueva que se apoye en estos principios y genere un aumento de ingresos al hospital, nos permitiremos decir ¡Eureka! tal cual lo dijo Arquímedes.
Una aplicación médica que cumple con todos estos criterios que puede ser aplicada con grandes beneficios en las patologías que requieran una cirugía de extrema complejidad: el modelado digital y la impresión 3D.
Esta tecnología adecuada al área médica se ha dado paso poco a poco en Latinoamérica, permitiendo una planeación prequirúrgica de excelencia por parte de los cirujanos cuando se tiene una operación de basta complejidad, reduciendo considerablemente el porcentaje de error dentro del quirófano, tiempos y material usado.